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SALUD PARA TODOS EN LIMA

Salute e Sviluppo tiene una misión clara: mejorar las condiciones de vida de todas las personas, especialmente las más vulnerables (niños y mujeres), promoviendo procesos de desarrollo justos y sostenibles en el acceso a los servicios sanitarios y educativos, y la capacitación social y económica.

Para llevarlo adelante, son muchos los proyectos que inauguramos cada año con socios y donantes de prestigio, pero también son muchas las iniciativas que Salute e Sviluppo lleva a cabo por su cuenta, financiando actividades de apoyo a los necesitados que piden ayuda.

Hace unos meses, la Asociación corazones & Manos Solidarias San Francisco, que lleva tiempo trabajando en tierras peruanas para mejorar las condiciones de salud de los jóvenes pacientes de los hospitales San Bartolomé y Cayetano Heredia de Lima, nos propuso contribuir al «Proyecto Salud para todos: Diazossido».

Edrick y Samuel son dos niños muy pequeños (1 y 4 años respectivamente) padecer hiperinsulinismo congénito (HC), una enfermedad endocrina muy rara que se desarrolla en los primeros meses de vida y que puede provocar un grave deterioro de la salud en pacientes jóvenes, causando graves problemas neurológicos, en algunos casos irreversibles.

Esta enfermedad en Perú es especialmente comprometida debido a los retrasos en el diagnóstico y la administración de la medicación adecuada – el Diazossido – que no se comercializa en el país y que tiene un precio prohibitivo, tanto para los propios hospitales como para las familias más pobres, que no tienen la posibilidad de importarlo del extranjero. La administración del fármaco, en la mayoría de los casos, tiene que ser de larga duración para garantizar la recuperación de los niños, lo que hace aún más difícil mantener un suministro suficiente.

Para paliar esta grave carencia, la Asociación corazones & Manos Solidarias San Francisco lleva años buscando donantes públicos y privados que puedan contribuir a la compra y envío del medicamento que salva vidas. Salute e Sviluppo decidió responder afirmativamente a esta petición y adquirir el Diazoxide necesario para el cuidado actual y futuro de los pequeños Edrick, Samuel y muchos otros niños que lo necesitarán en los próximos dos años.

En Salute e Sviluppo estamos muy contentos de poder intervenir en primera persona, ayudando a quienes lo necesitan, y en este caso esperamos que -también gracias a nuestra contribución- los pequeños pacientes de los hospitales de Lima que padecen esta enfermedad y sus familias puedan por fin volver a encontrar la esperanza.

 

PIEDRA A PIEDRA SE CONSTRUYE EL FUTURO DE GARANGO

Al final de cada uno de nuestros artículos, prometemos ponerle al día sobre la marcha de nuestras actividades, somos fieles a nuestra palabra y estamos muy contentos de poder darle buenas noticias. Hoy, de hecho, les hablaremos del proyecto, que les presentamos hace unos meses, de construcción de una escuela infantil en la ciudad de Garango, en Burkina Faso: financiado por la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) e iniciado el 1 de febrero.

Burkina Faso es una de las zonas más pobres del mundo y la región donde se encuentra Garango, en particular, tiene muchas carencias, tanto sanitarias como educativas. Hablamos de una zona donde las escuelas suelen estar lejos y ser de difícil acceso, donde la cultura tradicional sigue desempeñando un papel central en la vida familiar y donde las familias no siempre quieren enviar a sus hijos a la escuela.

La educación preescolar es casi inexistente: los niños de entre 3 y 5 años no disponen de instalaciones que garanticen una educación adecuada y sirvan de trampolín para su posterior escolarización.

Salud y Desarrollo quiere responder a esta necesidad dando a un centenar de niños la oportunidad de vivir una experiencia escolar, social y educativa. Si éste es el objetivo principal, el secundario es conseguir cambiar la mentalidad generalizada, sobre todo entre la generación de más edad, que sigue mostrándose escéptica ante la necesidad de educar a sus hijos. Mediante un programa de sensibilización, el objetivo es construir una comunidad mucho más consciente y solidaria.

El proyecto, como anticipamos, consiste en la construcción del edificio escolar que albergará a los niños: tres aulas, un comedor y una sala de descanso, además de las salas de servicios y administración. A esto seguirá el suministro de material escolar, la formación de cuidadores de niños y el establecimiento de las tres clases divididas por edades.

Tendremos que esperar hasta febrero de 2023 para ver el proyecto terminado y las primeras clases pudiendo comenzar su andadura, pero ya desde ahora los avances que se han realizado son notables: podemos ver en las fotos cómo la estructura del edificio escolar se ha completado casi en su totalidad exteriormente, el muro de la valla ya terminado y el resto de dependencias en construcción.

El proyecto es absolutamente sostenible y pretende durar mucho tiempo, permaneciendo arraigado en el territorio, gracias a la implicación de primera mano de todos los lugareños: empezando por la comunidad camiliana in situ, hasta los operarios y el personal de la escuela, todos ellos formados por personas de la diócesis de Tenkodogo.

Esperamos que al final del trimestre todo vaya según lo previsto y que el próximo mes de febrero la escuela esté realmente en funcionamiento y lista para acoger a niños de 3 a 5 años de la mejor manera posible. Estamos orgullosos de todas estas piedras que, una sobre otra, están ayudando a construir el lugar de la infancia de tantos niños burkineses.

CURAS Y ENSEÑANZAS EN EL OHUAM PENDÉ

La mayor parte de los proyectos que tenemos en marcha se desarrollan en la región de Ouham – Pendé: a unos 400 kilómetros de la capital, Bangui, es una de las zonas más pobres de la ya de por sí indigente República Centroafricana. La inestabilidad política de toda la nación, y la violencia resultante, hacen que la pobreza sea endémica y los derechos básicos inaccesibles.

Nuestro punto de referencia en la región es el Hospital Camiliano Juan Pablo II de Bossemptélé, que lleva más de 20 años trabajando con valentía y determinación, lo que representa un hito para la población, que puede contar con una atención adecuada gracias a este hospital.

El proyecto SENÌ- Health and Hygienic Concepts for the Bossemptélé Community, financiado por la FONDATION ASSISTANCE INTERNATIONALE (FAI), se inició el 1 de enero de 2021 con el objetivo de construir las infraestructuras necesarias para el hospital, suministrar medicamentos y material sanitario fungible, contratar personal sanitario y promover la higiene y la educación sanitaria de la población local.

Concretamente, en lo que respecta a las infraestructuras, el proyecto pretende contribuir a la mejora del hospital mediante la construcción de un nuevo pozo que pueda satisfacer todas las necesidades de agua del hospital y la instalación de nuevos paneles fotovoltaicos que puedan garantizar un suministro estable de electricidad. El pozo se ha completado, es funcional y puede cumplir plenamente su función. Todos los paneles han sido instalados y puestos en funcionamiento.

El resultado infraestructural se ha logrado, mientras que el centrado en la concienciación de la población local en temas de salud y prevención está en marcha con excelentes resultados. El proyecto incluye una serie de reuniones semanales sobre temas específicos como nutrición, vitaminas, tabaco, alcohol, higiene personal, vacunación contra el paludismo e higiene ambiental. Las reuniones ya han comenzado y siguen celebrándose regularmente, tanto dentro del hospital como en las zonas rurales circundantes, gracias al equipo de clínicas móviles. Hasta la fecha, más de 4000 personas han participado en actividades de sensibilización.

Aunque el final del proyecto está previsto para el próximo verano, los numerosos actores locales implicados – el Ministerio de Sanidad, el Ministerio de Enseñanza Superior, la Asociación para las Obras Médicas de las Iglesias en Centroáfrica – ASSOMESCA y la Orden de las Hermanas Carmelitas de Bossemptélé, así como la delegación camiliana en la República Centroafricana que dirige el Hospital Juan Pablo II de Bossemptélé – seguirán trabajando para que la misión de sensibilización de la población local tenga continuidad y pueda producir beneficios a largo plazo.
Les mantendremos informados de los avances del proyecto y de las muchas buenas historias que nos llegan del Hospital Juan Pablo II de Bossemptélé.

SALUD Y NUTRICIÓN EN BOSSEMPTÉLÉ

«Salud y Nutrición para la Población Vulnerable de la Subprefectura de Bossemptélé» ha sido un proyecto del que os hemos hablado muchas veces, contando todos los hitos que hemos ido consiguiendo poco a poco. El proyecto, que forma parte de la «Iniciativa de emergencia de apoyo a la población vulnerable en la República Centroafricana», fue financiado por la Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo (AICS) y comenzó en septiembre de 2021.

Las intervenciones se concentraron en Bossemptélé, la ciudad donde se encuentra el Hospital Juan Pablo II, centro sanitario de toda la región, y en los 75 km circundantes. Estamos en la República Centroafricana, un país endémicamente pobre, donde muchos de los servicios básicos están al alcance de unos pocos, mientras que la mayoría de la población sufre condiciones de precariedad e inseguridad, tanto sanitaria como alimentaria. Desde hace algunos años, además, los grupos rebeldes hacen que el país sea aún más inestable, llevando a cabo actos violentos y atemorizando a la población, ya de por sí en apuros.

En Salud y Desarrollo -en el transcurso de este proyecto- también tuvimos que hacer frente a esta situación, que ralentizó el trabajo, haciéndolo más difícil y peligroso. A pesar de ello, pudimos alcanzar la mayoría de los objetivos que nos habíamos fijado, incluida la construcción de una sala de urgencias para el Hospital Juan Pablo II. Antes de nuestra intervención, el hospital no tenía la posibilidad de alojar a los pacientes más graves en una sala adecuada, ahora la sala de urgencias se ha completado, tanto en términos de construcción estructural como de equipamiento. Durante este año de obras, el hospital pudo atender a más de 9.000 pacientes, de los que aproximadamente un tercio fueron ingresados para recibir el tratamiento adecuado.

Otra deficiencia que habíamos detectado en una fase temprana se refería a la capacidad del hospital para garantizar las comidas necesarias a los pacientes ingresados: la mayoría de los que llegan al centro presentan un grave estado de desnutrición y necesitan restablecer una dieta adecuada. En el curso de este proyecto, construimos una cocina adyacente a las instalaciones del hospital, que puede ofrecer tres comidas al día a todos los pacientes. A pesar de que las obras estructurales acaban de concluir, desde el inicio del proyecto se ha instalado una cocina provisional que ha conseguido proporcionar tres comidas completas al día a más de 1.600 pacientes.

Con el fin de aumentar la capacidad del Hospital Juan Pablo II para atender adecuadamente la demanda de atención de la población local, decidimos poner en marcha un programa de formación para el personal sanitario. Gracias a esta iniciativa, se formó a 38 trabajadores especializados en obstetricia, oftalmología, técnicas de laboratorio y mantenimiento de equipos médicos.

Para proporcionar un amplio acceso a la atención sanitaria también en las zonas rurales de los alrededores de Bossemptélé, rehabilitamos, y en algunos casos construimos desde cero, los puestos de salud situados en algunos pueblos de la subprefectura. Antes de nuestra llegada, estas instalaciones eran inseguras, con graves problemas estructurales y sin mobiliario ni maquinaria útil para primeros auxilios. Durante el año, renovamos, amueblamos y equipamos con material sanitario las poste de santé de Gbawi (a 40 km de Bossemptélé), Bodangui, (a 10 km), y Bombalou (a 45 km), y construimos una nueva poste de santé en el pueblo de Yangoro, a 15 km de Bossemptélé. Además, hemos formado a más de 30 trabajadores que garantizarán un servicio sanitario eficaz atendiendo estos puestos de salud. Además de cada una de estas instalaciones, también se rehabilitó o construyó un pozo para suministrar agua potable, no sólo a la poste de santé, sino también a toda la población del pueblo correspondiente. Gracias a algunos saldos presupuestarios, pudimos rehabilitar un pozo adicional en la aldea de Boyaram. En total, más de 21.000 habitantes tienen acceso al agua potable,

Además de estos pueblos, hay muchos otros que, al carecer de poste de santé y estar alejados de Bossemptélé, permanecen sin cobertura sanitaria. Para resolver este problema, activamos y reforzamos el servicio de clínica móvil, que -en el transcurso del proyecto- pudo visitar más de 27 pueblos, prestando primeros auxilios a la población local. La clínica móvil también puso en marcha reuniones de concienciación centradas en distintos temas sanitarios, y consiguió implicar a más de mil personas. En los últimos meses, el clima de inestabilidad en el país ha empeorado: los grupos rebeldes armados han atacado amplias zonas, incluida parte del área en la que opera la clínica móvil, algunos de los cuales se han visto obligados a huir. Debido a esta situación, no fue posible visitar muchos pueblos y llevar a cabo todas las actividades previstas anteriormente.

A pesar de estas dificultades, que provocaron varias ralentizaciones, el proyecto registró resultados positivos: Un 14% más de la población local tuvo acceso a servicios sanitarios, Un 25% más tenía acceso a agua potable, mentre La desnutrición bajó del 40% al 38%. Las instalaciones que hemos construido y las actividades que hemos puesto en marcha seguirán siendo una valiosa ayuda para la población local, que por fin tendrá acceso a unos servicios sanitarios adecuados y de mayor calidad.

Este artículo se ha elaborado en el marco del proyecto Salud y Nutrición de la Población Vulnerable de la Subprefectura de Bossemptélé AID 05/RCA/12049/2021 financiado por la Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo. El contenido de esta publicación es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la opinión de la Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo. La Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo no se hace responsable de la información que se considere errónea, incompleta, inadecuada, difamatoria o de algún modo censurable.

EN BURKINA FASO CON UN OBJETIVO: CULTIVAR EL VALOR

Acaba de empezar el nuevo año y en Salute e Sviluppo ya estamos en marcha. Hace unos días finalizó la misión que nos vio en Burkina Faso para planificar las actividades del nuevo proyecto «Cultivar valor: buenas prácticas y métodos innovadores para una producción agroganadera integradora y sostenible», financiado por la Agencia Italiana de Cooperación y Desarrollo (AICS).
Esta nueva iniciativa se inauguró a principios de año y durante 36 meses apostaremos por reforzar las estructuras y actividades productivas que habíamos iniciado en 2017 gracias al apoyo de la Cooperación Italiana – MAECI, dentro del proyecto ‘Producción innovadora de arroz y valorización de productos locales para la soberanía alimentaria y el desarrollo rural sostenible en la zona de Bagré, Burkina Faso’.

Estamos de nuevo en Bagré, una zona rural del centro-este de Burkina Faso que, debido a su extrema pobreza, ha sido objeto de varias de nuestras intervenciones durante muchos años. En esta región, la población, ya agotada por las precarias condiciones de vida, debe hacer frente además al miedo y la violencia que ha traído al país el terrorismo islámico, que pretende hacer aún más inestable el ya frágil equilibrio del país.

El terrorismo, que se ha recrudecido en los últimos años, también dificulta la realización de proyectos de cooperación en amplias zonas del país, consideradas inseguras. En Salute e Sviluppo también nos topamos con esta triste realidad, al tener que coordinar el proyecto desde la capital, Uagadugú, en lugar de hacerlo directamente desde el lugar de intervención. Sin dejarnos desanimar por ello, decidimos, no obstante, asumir este nuevo reto, cuyo objetivo primordial es el desarrollo sostenible del sector primario burkinés.
La palabra clave es diversificación: durante estos 36 meses pretendemos que la producción agrícola y ganadera de la zona sea lo más variada posible, garantizando así a la población local no sólo alimentos suficientes, sino una dieta variada y la salvación de la desnutrición.

Al mismo tiempo, el proyecto reportará otros beneficios: gracias al fortalecimiento de las explotaciones y cadenas de suministro agrario existentes, se asegurarán más puestos de trabajo para los lugareños que, al integrarse en este sistema de producción, podrán aumentar la capacidad económica de las familias de la comunidad. Es de esperar que una mejora real de las condiciones ayude a frenar el deseo de emigrar, teniendo en cuenta la absorción de muchos autóctonos en los nuevos puestos de trabajo que se crearán.

Reforzar el sector primario es de vital importancia para alcanzar los objetivos del proyecto, ya que la agricultura y la ganadería siguen realizándose con métodos tradicionales. Un aspecto importante de la iniciativa es la promoción de la autonomía de la mujer mediante la transferencia de conocimientos a las mujeres locales, que tendrán así la oportunidad de mejorar la producción familiar de alimentos basada en la horticultura y los productos forestales.

El proyecto parece ambicioso en cuanto a sus objetivos y, al mismo tiempo, difícil debido al estado inestable y peligroso de la zona. Afortunadamente, son muchos los socios que participan activamente en el proyecto, aportando un valor añadido: la ONG Santé et Promotion Humaine (SAPHE), que colabora desde hace muchos años con Salud y Desarrollo para el desarrollo agrícola y ganadero del país, gestionando con personal local las cadenas de producción creadas con el proyecto anterior; el Departamento de Ciencias y Tecnologías Agrícolas, Alimentarias, Medioambientales y Forestales (DAGRI) de la Universidad de Florencia, especializado en la producción de alimentos y la protección y recuperación del medio ambiente en países tropicales y subtropicales, gracias a numerosas actividades de investigación y cooperación; la ONG AES-CCC, arraigada en el territorio burkinés desde hace muchos años con programas de lucha contra la malnutrición y la seguridad alimentaria, con especial atención a la capacitación de las mujeres tanto a nivel local como institucional.

Además, varios actores locales se suman a la causa ayudándonos en este nuevo reto: Bagrépole, las Asociaciones de Mujeres de la Región y los Departamentos de Gobierno a nivel municipal de la zona, todos ellos arraigados en el territorio con capacidad para actuar a tiempo en la resolución de cualquier problema.

A pesar de las dificultades endémicas de la zona, el proyecto Salud y Desarrollo está concebido para ser duradero, sostenible y arraigado en el territorio: el objetivo fundamental es provocar un cambio positivo en la capacidad productiva burkinesa, que se demostrará al cabo de los 36 meses, permitiendo a la población local mejorar sus condiciones de vida a largo plazo.

Estamos sólo al principio de esta nueva aventura, un reto ambicioso que esperamos ganar, gracias a la financiación de la AICS y a la valiosa colaboración de los socios. Siempre le mantendremos informado de los pequeños y grandes hitos que vayamos consiguiendo.

MUCHOS LOGROS EN BOSSEMPTÉLÉ

No han pasado muchos meses desde que os hablamos de nuestro proyecto Salud y Nutrición para la Población Vulnerable de la Subprefectura de Bossemptélé, que forma parte de la «Iniciativa de Emergencia de Apoyo a la Población Vulnerable en la República Centroafricana» financiada por la Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo (AICS), y cuyo objetivo es mejorar las condiciones de vida de la población de la Subprefectura de Bossemptélé, especialmente castigada por la inestabilidad del país.

La República Centroafricana nunca ha gozado de una tranquilidad que le permitiera crecer y prosperar; al contrario, ha tenido que soportar numerosos golpes de Estado y otros tantos dictadores que, actuando sin escrúpulos, han permitido la explotación de los recursos del país, sin pensar en la cada vez más sacrificada población. La situación en los últimos años ha sido especialmente difícil: los grupos rebeldes se han enfrentado en varias ocasiones a las fuerzas estatales, provocando violencia y muertes, especialmente entre la población más vulnerable.

En este complejo contexto, el Hospital Juan Pablo II desempeñó un papel clave, proporcionando un punto de referencia para la población de la subprefectura. A pesar de los enfrentamientos y la violencia, el hospital siempre ha seguido funcionando y prestando ayuda.

Nuestro proyecto parte del Hospital Juan Pablo II con la intención de aumentar su capacidad para responder adecuadamente a las necesidades y requerimientos de la población. Antes de nuestra intervención, el centro no disponía de una sala de urgencias adecuada para recibir a los pacientes urgentes. Ahora las obras de renovación y ampliación de las instalaciones están casi terminadas y para cuando finalice el proyecto -diciembre de 2022- también está previsto dotar al servicio de urgencias de todo el mobiliario y la maquinaria necesarios.

Otra de las deficiencias encontradas en el hospital se refería al aspecto nutricional: un triple problema si se tiene en cuenta que la mayoría de los pacientes se encuentran en un grave estado de desnutrición en el momento de su ingreso, que la alimentación es necesaria para garantizar un tratamiento y una rehabilitación adecuados, y que la mayoría de los que vienen de los pueblos vecinos, una vez que llegan a la ciudad, no tienen la posibilidad de comprar nada en el mercado local debido a los precios excesivamente altos.

Por estos motivos, se decidió construir un comedor para ofrecer tres comidas completas al día -a base de cereales, carne o pescado- a los pacientes ingresados, que pueden así seguir una dieta correcta y un aporte calórico suficiente para ayudar a su recuperación. El servicio de comedor también se ofrece a los familiares que vienen de lejos y que cuidan de los pacientes más necesitados. Actualmente, se ofrecen más de 2.250 comidas al mes.

Para mejorar la calidad de los servicios del hospital, fue necesario formar a 38 trabajadores sanitarios en activo en disciplinas especializadas como la obstetricia y la oftalmología. Los cursos de formación ya están dando lugar a una mejora significativa del rendimiento de los hospitales.

Uno de los componentes más ambiciosos de nuestra intervención es el refuerzo de los centros médicos situados en los pueblos de los alrededores de Bossemptélé, donde los servicios son casi inexistentes. Gracias al proyecto financiado por la AICS, hemos rehabilitado -o en algunos casos construido desde cero- varios puestos de salud, cada uno de los cuales dispone de un pozo con acceso a agua potable. Las obras están casi terminadas y la población de las aldeas de Gbawi, Bodangui, Bombalou y Yangoro ya tiene acceso a los servicios sanitarios básicos, sin tener que hacer el viaje a la ciudad de Bossemptélé, salvo que sea estrictamente necesario para el tratamiento de enfermedades más complejas.

No sólo el refuerzo cualitativo del hospital y los puestos de salud, sino también un servicio de clínica móvil que, dos veces por semana, visita los pueblos de más difícil acceso, proporcionando tratamiento y educación sanitaria con reuniones de sensibilización sobre prevención y primeros auxilios.

Gracias al apoyo de la AICS, nuestro trabajo en la República Centroafricana ha alcanzado nuevas cotas que esperamos marquen el inicio de una vida mejor para muchas personas que viven en la subprefectura de Bossemptélé.

Este artículo se ha elaborado en el marco del proyecto Salud y Nutrición de la Población Vulnerable de la Subprefectura de Bossemptélé AID 05/RCA/12049/2021 financiado por la Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo. El contenido de esta publicación es responsabilidad exclusiva del autor y no representa necesariamente la opinión de la Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo. La Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo no se hace responsable de la información que se considere errónea, incompleta, inadecuada, difamatoria o de algún modo censurable.