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In historia

Experiencia y emociones de la pediatra Sonia Storelli

Una historia especial. Esto es lo que nos cuenta Sonia Storelli, Especialista en Pediatría y Neonatología del Hospital Consolata Nkubu (Kenia), sobre las emociones que sintió #on-her-skin en Kenia.

Ya han pasado algunos meses desde que regresé y, sin embargo, los sonidos, los olores y las emociones siguen siendo una realidad en mi corazón. Me bajo del Jeep y cierro los ojos, respiro… respiro profundamente y siento el aire lleno de humedad, el olor de la tierra; abro los ojos y me encuentro con el cielo africano y el verde de las plantas de un intenso que no parece verdadero. El Hospital de la Consolata de Nkubu ha sido mi casa durante quince días… no es mi primera experiencia en África y he aprendido que no hay una sola África, sino muchas realidades diferentes y similares… Y sin embargo, el hospital está repleto de proyectos de crecimiento y cambio en los que cada uno tiene su papel bien definido… viéndolo desde fuera parece casi inmóvil, pero hay tantos pacientes y el trabajo es incesante…

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Dos semanas es poco tiempo, pero las horas pasan muy rápido cuando pones tu dedicación y empeño en tu trabajo, cuando te das cuenta de que una parte de ti se está curando en cada vendaje o mirada que recibes, porque lo que recibes es siempre mayor, en términos de satisfacción y serenidad, que lo que das. Trabajé con el personal de pediatría y desde el primer momento me sentí integrada, en un continuo intercambio de información y formación… ¡¡¡Tenía mucho que aprender y traté de transmitir lo que mi experiencia como pediatra me había enseñado!!! La jornada alternó visitas a los departamentos de Neonatología y Pediatría, al ambulatorio y a sesiones de formación en las que participaron personal médico, funcionarios clínicos y personal de enfermería, así como estudiantes de la escuela de enfermería del Hospital de la Consolata de Nkubu.

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Sigo dejando trozos de mi corazón esparcidos por todo el mundo… gracias a Umberto, el motor perpetuo del proyecto y perfecto anfitrión, gracias a la doctora Emelda que compartía las decisiones clínicas conmigo a diario y que sigue compartiendo conocimientos incluso en la distancia, gracias a Moisés y a los demás responsables clínicos y a todos aquellos con los que he trabajado. Un agradecimiento especial al Padre Efisio y a Salute e Sviluppo por el espléndido trabajo que realizan y por ofrecer esta oportunidad, que espero sea sólo el comienzo de una larga colaboración… y gracias a todos los ojos que se han encontrado con los míos, a las sonrisas y lágrimas y a todas las «almas» que han acariciado mi alma, enriqueciéndola. hasta pronto.

Sonia